lunes, 11 de octubre de 2010

A la Sombra de Mammón

El Espíritu de Mammón se ha enseñoreado de Chile y gobierna las decisiones en los ámbitos económicos y políticos. El caso más emblemático de los últimos tiempos es el Mammonismo de los dueños de la Mina San José (judíos provenientes de Hungría) quienes enceguecidos por su avaricia y su codicia, ahorraron en las defensas de los socavones mineros con la consecuencia de dejar atrapados por meses a 33 mineros en el fondo de la montaña atacameña.

Antonio Gil es un destacado escritor chileno que se ha caracterizado por la libertad de su pluma, no sometida a los dictados de los políticamente correcto y conveniente. Por mucho tiempo ha escrito columnas de opinión en el diario «LA NACIÓN», en donde distintos directores han respetado sus escritos.

Pero en Agosto su columna molestó a los Mammonitas Sionistas, quienes movieron sus influencias en el Gobierno de Hinz-Piñera para expulsar ignominiosamente tanto al autor del artículo como a la editora de «LA NACIÓN DOMINGO», Ana Verónica Peña, y hasta al dibujante Pepe Gai, cometiendo un nuevo atentado flagrante contra la Libertad de Expresión en Chile.

Brillaron por su ausencia las voces de protesta de la Sech, del Colegio de Periodistas, del Circulo de Periodistas, de las facultades y escuelas universitarias de periodismo y de literatura... Nosotros publicamos aquí dicho artículo, para hacer justicia a estos comunicadores. El lector podrá así comprobar que no se justificaba de ningún modo la toma de tales medidas.



A LA SOMBRA DE MAMMÓN
Por Antonio Gil

La Nación, 22 Agosto 2010

A veces creemos entrever, como en sueños, erguida contra nuestro óseo roquedal andino y en el «puro cielo azulado», la figura bella y feroz de Melpómene. Ella, la musa griega inspiradora de la tragedia, se nos presenta siempre tal y como es descrita en los libros: «ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro, una corona o un puñal ensangrentado».

Otras veces, entre los silbos del viento sentimos allegarse la presencia sigilosa de Wekufu, el dios mapuche de la muerte y la destrucción, batiendo a Ngenechen, el dios de la vida. Y los números terribles se repiten en este ineludible triunfo de la fatalidad. El 27 de noviembre de 2005, 33 personas abordaron una embarcación de sólo 6 metros de largo, con capacidad para 16 ocupantes. Además la lancha llevaba carga. Las siempre peligrosas aguas del lago Maihue, que en mapudungún significa copa de madera, y el sobrepeso de la adicional, hicieron naufragar el pequeño lanchón.

Hay ocasiones en que el desastre (que, como sabemos, quiere decir «lejos de la estrella») exige un poco más para su morral, como ocurrió el 18 de mayo de ese mismo año cuando en la zona cordillerana de Antuco, al interior de Los Ángeles, murieron congelados 44 soldados conscriptos y un sargento. La mayoría de las veces se trata de gente pobre, de miembros de los sectores más frágiles y abandonados de nuestra sociedad. Y entonces la bella e inexorable Melpómene y el fiero Wekufu se desvanecen para dejar su lugar a Mammón, el demonio judío de la avaricia y la codicia.

Desaparecen pues de nuestro imaginario de golpe las presencias idealizadas, sublimadas, de lo inevitable, y emerge, con un retintín de oro, el verdadero culpable de la totalidad de nuestros males. Un demonio cebado en el lucro y en la más extrema cicatería. Ese es el verdadero demonio que gobierna, desde hace ya demasiado tiempo, el alma de Chile, arrasando a la bella Melpómene y al guerrero Wekufu, quienes no hacen otra cosa que cumplir sus deberes, cerrando los ojos. Si vemos caso a caso las grandes desgracias que ha sufrido el país, descubriremos tras cada una de ellas la sombra de Mammón y sus explicaciones, y comisiones y mentiras. Balseraphs son nombrados en las antiguas tradiciones los «abogados infernales».

«Los Balseraphs que sirven a Mammón pueden convencer a sus víctimas de que hasta el hecho más atroz será en extremo beneficioso». Son los demonios que ofrecen indemnizaciones y compensaciones. Antes de la caída, Mammón era un serafín al servicio de Dios. Pero su corazón se llenó con el deseo del oro y se unió a Satanás en la rebelión contra el Creador. Cuando la guerra en el cielo terminó, según la tradición rabínica, «los pecados de Mammón eran peores que los de cualquier otro de los caídos».

Y él hoy, por desdicha, ha penetrado incluso en las iglesias, en los ministerios, por no hablar de entidades financieras, que es donde pernocta diariamente. Wekufu y Melpómene retroceden con horror cuando ven el recorte de presupuesto para una nueva lancha en un lago remoto. Cuando se asoman sobre el hombro del contador, que con su lápiz rojo, elimina defensas en los socavones mineros, y «optimiza» los gastos en material de invierno para los soldados que sirven a la patria. Chile está en guerra. Tenemos que aniquilar a ese demonio, antes que todos seamos avasallados por la bestia.


NOTA DEL DIRECTOR

El 26 de Agosto, «LA NACIÓN» publicó la siguiente nota aclaratoria. Queda totalmente claro de dónde viene la orden de censurar la columna y despedir a la editora:
Nota del Director
Jueves 26 de agosto de 2010

En relación con un artículo publicado en la última edición de La Nación Domingo, de autoría del columnista Antonio Gil, hemos recibido una carta del presidente de la Comunidad Judía de Chile que será publicada en extenso en la próxima edición dominical de este diario.

Adelantamos nuestras disculpas públicas a la Comunidad Judía por las alusiones e interpretaciones que despertó la mencionada columna y que claramente se alejan de nuestra orientación pluralista y respetuosa de la dignidad de las religiones, pueblos y personas.

1 comentario:

  1. Excelente la nota, no tiene nada de mentiras, son todas verdades muy a la vista en estos días comparto no solo lo escrito sino la idea.- No les interesa nada más que sus beneficios a costa de cualquier cosa.

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