domingo, 19 de septiembre de 2010

Bicentenario: Nada que celebrar

Por Matías Rojas


Hoy en día, en 2010, muchos ciudadanos chilenos conciben las fiestas del 18 de septiembre como el aniversario de nuestra independencia. La verdad es, desafortunadamente, que la acción de la élite chilena en el año 1810, nunca estuvo relacionada a ideales independentistas. Es más, la intención detrás de la primera junta de gobierno en nuestro país, sólo pretendía mantener la potestad de un gobernante extranjero.

En el año 1808, el emperador francés Napoleón Bonaparte invade España y Portugal. De esta manera, Francia destituye el poder de Fernando VII, y Napoleón instaura a su hermano como nuevo gobernante de España. En el año 1810, la élite chilena crea una asamblea para decidir si aceptar las pautas del nuevo régimen, o seguir fiel al reinado de Fernando VII. El resto de la historia ya la sabemos. Francamente, ¿representa esto nuestras raíces como pueblo libre de la dependencia extranjera?

Gracias al ex mandatario Ricardo Lagos, las enormes autopistas y carreteras de nuestro país están en manos de élites españolas, bajo la compañía de caminos Cintra. En pocas palabras, casi todos los peajes que pagamos en nuestros viajes diarios van a parar a manos españolas. La desfachatez de nuestro gobierno es tal, que permite a extranjeros como Douglas Tompkins, dividir a nuestro país en dos, sin permitirnos una conexión abierta con el sur austral de Chile. Sin siquiera tener nacionalidad chilena y portando nada más una VISA de turista, Tompkins posee más de 325.000 hectáreas de suelo chileno, y a nadie parece importarle. Por otra parte, nuestro ministerio del interior, comandado por el sionista Rodrigo Hinzpeter, firma tratados con el FBI para fusionar nuestras redes de inteligencia y combatir el «terrorismo» nacional. De paso, se inicia un programa para escenificar amenazas terroristas en nuestro país y culpar a ciudadanos inocentes como el pakistaní Saif Khan.

La participación política del pueblo chileno es tan débil, que preferimos ver farándula y recurrir a organismos no gubernamentales extranjeros para solucionar problemas nacionales de derechos humanos. Tan débil, que ni siquiera podemos solucionar internamente las deudas con nuestros pueblos originarios, y necesitamos recurrir a la ONU para que nos dé lecciones. Tan débil, que ni siquiera nos percatamos de que un admitido agente de la CIA, llamado Agustín Edwards, tiene aún el control de enormes medios de comunicación, tales como El Mercurio, y se sienta a vacacionar con el banquero David Rockefeller, para avanzar en el plan de destripar definitivamente nuestra soberanía.

Sé franco contigo. No hay nada que celebrar.


Bicentenario: Nada que celebrar

1 comentario:

  1. La humanidad tiene un gran velo que no le permite ver la realidad, el problema es que los magnates y "dueños" del mundo lo permiten. Mientras la humanidad siga pensando en dominar y ganarle al otro, nunca vamos a evolucionar espiritualmente, y por consiguiente, continuaran las injusticias y por supuesto las guerras, que solo defienden los intereses economicos de la minoria.

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